En nuestra sociedad actual el número de divorcios y separaciones ha aumentado. En nuestra consulta solemos encontrarnos con familias que acuden por preocupaciones asociadas a esta etapa de la familia y sobre todo cuando hay hijos/as en la pareja. Aunque cada vez nos encontramos con más familias que gestionan adecuadamente las situaciones que se derivan de un proceso de separación de la pareja, también atendemos otras en las que, desde la comunicación de la futura separación se han cometido errores que siguen conllevando dificultades en las relaciones entre todos los miembros años después.
Por eso, en todos los casos recomendaríamos en la medida de lo posible la orientación de un profesional para preparar y llevar a cabo este proceso de la forma más beneficiosa para todos los implicados, especialmente para los menores.
A pesar de que hay un elevado índice de divorcios no hay establecidos unos criterios que definan lo que se considera una adecuada relación parental tras el divorcio. Partimos de la premisa de que se trata del divorcio como pareja y no como familia, de forma que los progenitores deben continuar gestionando su actuación como padres en conjunto; se debe conseguir que se produzca la separación de la pareja sin perder los roles como padres, cooperando entre ambos y manteniendo una relación vinculada a la educación de los hijos. En cada familia y cada situación las pautas pueden ser diferentes, por ello se recomienda un asesoramiento adaptado a cada realidad.
Poniéndonos en la perspectiva del/de la niño/a:
Para este artículo hemos contado con el asesoramiento de una de nuestras colaboradoras: Laura Plaza Sacarrera y su maravillosa Tesis Final de Máster en Psicología Clínica y de la Salud, ISEP,
Si estás planteándote la separación o atravesando este proceso, no dudes en consultarnos para que te acompañemos en esa situación con nuestro asesoramiento individualizado.
NIÑ@S Y ADOLESCENTES ANTE LAS REDES SOCIALES
¿QUÉ HACER?
Os dejamos 7 pautas muy concretas para actuar ante el acercamiento de l@s hij@s a las redes sociales.
1. Entender la utilización que hacen o quieren hacer de ellas, poniéndonos en su lugar y en su periodo evolutivo.
2. Acompañarles en el proceso de introducción en las redes sociales. Hasta los 12-13 años, aproximadamente, es bueno que estemos con ellos siempre que las utilicen. No con el objetivo de controlar lo que hacen, sino para irles explicando las características, riesgos y ventajas de cada aspecto.
3. A partir de esa edad ir flexibilizando la autonomía y libertad que puedan tener, de esta manera les haremos responsables.
4. Establecer límites claros y firmes sobre algunos aspectos de la utilización de las redes sociales, juegos de ordenador, consolas, etc. Estos aspectos son: el tiempo de utilización, los momentos adecuados, que no entorpezca los deberes, tareas de casa, situaciones familiares que consideremos importantes, etc.
5. Crear un espacio de confianza, igual que con otros temas, para que nos puedan consultar sus dudas sobre la utilización de las redes sociales. Esto no significa aprobar todo lo que nos cuenten sobre ellas, hay que dar nuestra opinión y guiarles, pero sin juzgar ni dramatizar.
6. Interesarnos por ellas, si nosotr@s no las utilizamos, pedirles que nos cuenten para qué las quieren utilizar y por qué son tan importantes para ellos. No mostrar rechazo total hacia ellas porque nos enfrentará con ellos y nos impedirá acompañarles.
7. Potenciar otros aspectos de su vida social y de ocio, que no se límiten a las redes sociales. Para ello no sólo criticarlas o culparlas de todo. Animarles a que se apunten a actividades al aire libre, deportes, grupos de tiempo libre, etc.
Es importante que el momento en que nuestros hij@s nos piden utilizar una de las redes sociales, no nos pille sin herramientas y reflexión previa de cómo vamos a abordarlo. Ese momento llega tarde o temprano.
Si tienes dudas o crees que la situación se te ha ido de las manos, podemos orientarte. Dejanos un comentario o contacta con nosotras.
ANSIEDAD ANTE LOS EXÁMENES
Todo estudiante vive la época de los exámenes como un período difícil, incómodo, de mucho esfuerzo y de incertidumbre. Para la mayoría, el estrés va asociado a las diferentes pruebas que tiene que superar, y no pasa de ahí; pero hay un grupo de estudiantes para los que este "mal trago" supone una disminución de su rendimiento académico.
Los síntomas de una alta ansiedad ante los exámenes pueden ser de tres tipos:
Estos síntomas en mayor o menor grado pueden aparecer en cualquier niño, adolescente o adulto que atraviesa un período de evaluación. Para ellos supone un gran desgaste físico y psicológico, unido a la dificultad para obtener un rendimiento acorde a sus capacidades, lo que finalmente revierte en baja autoestima y una valoración de uno mismo como incapaz de afrontar estos retos, que también puede traducirse en falta de motivación para los estudios.
Desde AFIP Alcalá podemos ayudarte a controlarlo y aprender herramientas para atravesar
las pruebas y exámenes con seguridad. Consulta sin compromiso nuestras acciones individuales o de grupo relacionadas con este tema, para todos los niveles educativos (niños, adolescentes y
adultos).
En este espacio os compartimos algunos artículos que nos publican otras páginas web con las que colaboramos.